martes, 14 de agosto de 2012

A propósito de tintas y curaciones

En este post me gustaría echar un vistazo rápido a las tintas o pigmentos usados tradicionalmente en Nueva Zelanda  y a métodos de curación de la piel "tradicionales" en diferentes zonas del mundo y épocas.

Hoy en día disponemos de un gran
surtido de tipos y colores, nada que ver
con los pigmentos originarios

A diferencia de las tintas utilizadas hoy en día, ya homologadas y preparadas, en del tatuaje más tradicional era el miso tatuador quien preparaba las tintas.
Os paso a contar los hallazgos al respecto que he podido encontrar en el libro de  HG Robley MOKO, The History of Maori Tattoing (1896), donde además de hacer una descripción de tatuajes maoríes y testigos de marinos ingleses que fueron tatuados:


Kahikatea
Recipiente tradicional para el pigmento
El tinte tradicional maorí para tatuar (Narahu ó Kapara) según cuenta Letourneau (1881) consistía en la resina quemada y hecha polvo del Kahikatea (pino kahuri) o de Koromico. Algunas veces también se usaba pistilos de Aweto Hotete (una planta nativa de NZ). Cualquiera de estos pigmentos en polvo pasaban de generación en generación y todos los hombres de la familia se tatuaban con el mismo pigmento (o extraído del mismo árbol). La "tinta" se preparaba mezclando este pigmento con aceite o grasa de perro.


Relativo al método de curación en los mares del sur, allí no se utilizaba ningún tipo de ungüento, sino que a la persona recién tatuada se la consideraba tapu y no se le permitía el contacto con objetos de uso cotidiano, se le prohibía comer pez y algún tipo de vegetales, se le apartaba del resto de la población y alguien (habitualmente una mujer y siempre la misma persona) les limpiaba la herida con agua. A partir de ahí, que cicatrizase o muriese, según la sangre que hubiera perdido y/o la resistencia física del tatuado. Hay que tener en cuenta que literalmente se cortaba la carne (sobretodo la cara) y se aplicaba la tinta al corte.
En cuanto al tatuaje samoano (el que yo llevo en el pecho), cuando se hacía como rito de tránsito en las piernas (Pe'a) se hacía durante 20 días en que la persona no podía comer sólido ni tener relaciones sexuales.  Para curar el que me hicieron a mi en el pecho, se me dijo que no me pusiera nada, que sólo me lo lavara con agua FRÍA dos o tres veces al día y jabón natural.
Así, en general, al ser un trabajo ritual y de tránsito, es raro que se apliquen ungüentos o cicatrizantes, ya que muchas veces dichos ritos servían para demostrar la fortaleza y la hombría de la persona.

En otras partes del mundo sí que se usaban métodos para desinfectar o favorecer la curación de las heridas. Por ejemplo, Nelson Mandela cuenta en su autobiografía  que en las escarificaciones practicadas en zonas de África se aplicaban cenizas para desinfectar el corte (práctica habitual también en otras zonas para desinfectar, en general) y luego se ponían hojas de árboles autóctonos.
En la antigua Grecia se hacía masticar hojas de sauce para calmar dolores (a las parturientas, por ejemplo) y o hervían la corteza para conseguir un ungüento desinfectante. Al fin y al cabo, de ahí es de donde sale la Aspirina que todos hemos tomado alguna vez...